jueves, 28 de agosto de 2014

Arquitectura y urbanismo de Montevideo. Siglos XVIII- XIX

Montevideo tuvo un proceso fundacional que transcurre entre 1724-1729, por razones estratégicos militares y políticas del colonialismo español, buscando evitar el pretendido expansionismo portugués hacia el Río de la Plata. En ese proceso primero fue un bastión militar y luego se le encargo al Arquitecto Real Tomás Toribio la tarea de diseñar el plano urbanístico y asignar a los colonos un solar dentro del recinto amurallado, recuérdese que a los primeros colonos se les asignaba un solar en la ciudad amurallada, una chacra a orillas del miguelete y una suerte de estancia en las afueras de Montevideo (la jurisdicción de Montevideo en esos primeros tiempos coloniales comprendía todo el territorio al sur del Río Negro).
El diseño urbanístico de la ciudad contenida por las murallas militares, respondía a cánones hispanos, que tomaban el diseño neoclásico griego de la cuadrilla en damero que permitía adaptar la urbe al espacio físico en el que se sitúa la ciudad. Lo que es más, el centro de la ciudad amurallada está planificado con un criterio romano - medievalista con una plaza o centro público que enfrenta al edificio religioso (poder espiritual o moral) con el edificio de gobierno de la ciudad (poder civil).

Montevideo colonial.
 Montevideo 1729 - 1811.

En 1829, las viejas murallas de la ciudad colonial de Montevideo son derribadas, con una fuerte carga simbólica del nuevo orden político que se estaba estableciendo, y con la pretensión de fusionar la antigua ciudad con la "ciudad nueva" que se extendía más allá de la línea del ejido (que da nombre a la céntrica calle de Montevideo) y se determinaba con el alcance máximo de los cañones que se apostaban sobre las murallas. En esa expansión de la ciudad, la organización urbanística simplemente utilizó el criterio de extender el damero hacia la "ciudad nueva", sin contar su diseñador José María Reyes - Presidente de la Comisión Topográfica de Montevideo- con los espacios recreativos, ni las condiciones del terreno para determinar el saneamiento de la ciudad. Su sucesor en la tarea de organización urbanística, el arquitecto Carlos Zucchi, trató de dar solución al problema con la proyección de la plaza independencia, como espacio abierto a partir del cual se definían las principales arterias con las que se comunicaría la ciudad con el medio rural. Sin embargo, la asignación de los terrenos determina la irregular forma de crecimiento de la ciudad, yuxtaponiendo las manzanas y rompiendo con la linealidad del damero original. Por demás la ciudad, se fue expandiendo en su condición de ciudad puerto, como punto de salida de la industria saladeril y en las posibilidades de pacificación y estabilización política amenazada por las guerras civiles. Así, en el último tramo del siglo XIX, se fueron anexionando los barrios nuevos de plena actividad económica ya que en ellos se ubicaban los saladeros, con sus correspondientes muelles, los molinos harineros, y los almacenes de depósito de mercaderías. De esta manera nacen los barrios de Villa Cosmópolis (Cerro), Pueblo Victoria (La Teja) y del Paso del Molino (Paso Molino), entre otros.



La Catedral de Montevideo.
Junto con el encargo de la planificación urbanística de la ciudad amurallada, el arq. Tomás Toribio recibió el encargo de culminar las obras de la catedral, el Cabildo y las Reales Cárceles. En el alzado de la Catedral, se aprecia el mismo orden neoclásico que había determinado la planificación urbanística de la ciudad, aunque determinados elementos de esa obra arquitectónica responden a la influencia de la transición entre el neoclasicismo con el barroco, es decir el manierismo arquitectónico. A esto responde los elementos semiesféricos dispuestos en la cornisa o la cúspide con lineas superpuestas, los vanos con cornisas con rupturas y un centrado que reparte en forma equilibrada las torres y las entradas de las naves laterales. La cúpula que emerge sobre el crucero y el altar interior se apoya sobre un cilindro, afirmando la concepción arquitectónica neoclásica. La planta del edificio es de forma latina con tres naves, una central y dos laterales. Un ábside posterior corona el crucero en cuyo centro se ubica el altar.




Teatro Solís.
Los primeros 40 años de vida constitucional del Uruguay fueron de una gran inestabilidad política, donde se suceden golpes de Estado, levantamientos, insubordinaciones, guerra civil y asesinato de presidentes, un marco apropiado para que un extranjero caracterizara estas regiones (Uruguay, pero también Argentina) la "tierra purpúrea" (Hudson, "the land purple", haciendo referencia al color de la sangre). Sin embargo, cabe considerar que ninguno de los protagonistas contendientes en esos enfrentamientos civiles del Uruguay naciente, quería otra cosa que la prosperidad y el progreso económico. Como la prósperidad dependía en gran medida de las inversiones extranjeras, esto podía determinar incluso el curso del enfrentamiento civil, hasta el punto que en ocasión de enfrentarse en 1853 en la plaza matriz, el feriado extranjero fue motivo de suspender el enfrentamiento para respetar las festividades de la colectividad extranjera. En este marco, los principales actores políticos y civiles, impulsaron desde el temprano origen del Estado uruguayo, la modernización cultural e intelectual que representaba la construcción de obras arquitectónicas donde la estética se correspondiese con la función "europeizante" que llevaba a cabo el edificio. De hecho, el proyecto de construcción del Teatro Solís fue impulsado desde 1840, cuando el Uruguay ya ingresaba en el mayor conflicto civil de su historia, la Guerra Grande, que implico un sitio y defensa de Montevideo que duró 8 años (1843 - 1851).
Cuando en 1840, el arquitecto Carlo Zucchi realizó el primer proyecto del teatro, le otorgó fuerte influencias del neoclasicismo, no como una importación de los valores estéticos greco-romanos extraídos del renacimiento europeo, sino para que esos valores fueran apropiados por el republicanismo de la oligarquía criolla uruguaya en eventos culturales que identificara a este estamento social del Uruguay en sus primeros tiempos. De todos modos, el proyecto original fue adaptado por Francisco De Garmendia en 1842, acorde a las condiciones financieras del Estado uruguayo durante la guerra civil. Las obras se iniciaron en 1843, pero al iniciarse el sitio de Montevideo se vieron interrumpidas y el teatro finalmente fue inaugurado en 1856 aún estando inconcluso ya que le faltaban los edificios laterales, los cuales fueron inaugurados en 1874, siguiendo el proyecto del arquitecto francés Víctor Rabú. Para este momento final, el Uruguay ya había pasado lo peor de los enfrentamientos civiles y estaba a punto de ingresar al militarismo, proceso histórico y dictatorial que consolida en el país en un modelo modernista que lo integra al mercado mundial.

El diseño Garmendia del Teatro Solís, que adapta el proyecto Zucchi para que la obra sea financieramente viable, responde a la líneas neoclásicas greco romanas: el pórtico que esta debajo de un gran frontón griego, está precedido por una escalinata y un conjunto de 8 columnas que determina el orden corintio. En su interior los espectáculos son observados desde una gran platea elipsoidal.