Roma

                            
 Se distinguen tres períodos:
Monarquía: 753 a.C. al 510 a.C.
República: 510 a.C. al 27 a.C.
Imperio: 27 a.C. al 476 d.C. Este período consta de dos fases: el alto imperio (los orígenes) y el bajo imperio (la decadencia, tetrarquía).

 Roma fue fundada en forma progresiva por la instalación de tribus latinas en el área de las tradicionales siete colinas, mediante la creación de pequeñas aldeas en sus cimas, que terminaron por fusionarse (siglo IX y VIII a.C).



Histórica es la figura del rey etrusco Lucio Tarquinio Prisco quien le dio a Roma una verdadera fisonomía ciudadana gracias a su obra urbanizadora a finales del siglo VII a.C.
 La monarquía romana fue la primera forma política de gobierno de la ciudad-estado de Roma, desde el momento legendario de su fundación el 21 de abril del 753 a. C., hasta el final de la monarquía en el 510 a. C., cuando el último rey, Tarquinio el Soberbio, fue desterrado, instaurándose la República Romana. La monarquía romana fue abolida el 509 a. C., y sustituida por la República.
En esta etapa el gobierno de la ciudad estuvo en manos de las clases más ricas y nobles. Roma nunca llegó a ser una democracia como Atenas, debido a que las clases populares tenían escasa cultura cívica y delegaban siempre en la nobleza (los patricios) la solución de los asuntos de la ciudad. La República mantuvo siempre un gobierno oligárquico. En un comienzo, solo los patricios tenían derechos ciudadanos y formaron una serie de asambleas que elegían los diversos cargos de gobierno. A estas asambleas se les llamó comicios y elegían en forma anual las magistraturas de gobierno Junto a los comicios existía un poderoso cuerpo de gobierno llamado el Senado. El Senado era una asamblea formada por los patricios más importantes de Roma y era la institución que verdaderamente gobernaba la ciudad, sobre todo en materia de política exterior. Sus miembros no eran elegidos popularmente, si no que ingresaban por derecho propio y eran vitalicios.
Más abajo en la escala social se encontraban los plebeyos. Los plebeyos, que en un comienzo eran de origen extranjero, se dedicaban a la artesanía, la agricultura, el comercio y los servicios en general, no tenían derechos cívicos. Generalmente, se reconocían como clientes de algún patricio: los plebeyos recibían protección a cambio de servicios.
La situación social iría cambiando con el correr de los siglos. La necesidades defensivas de Roma obligaron a los patricios a admitir en el ejército a los plebeyos, y luego a otorgarles derechos cívicos. Los plebeyos obtuvieron el derecho a voto en los comicios y el derecho a ser elegidos para las diversas magistraturas. De esta forma fueron obteniendo la igualdad política. A fines del siglo V a. C. los plebeyos más ricos y destacados pudieron ingresar en el Senado.
Al comenzar la conquista de Italia, ésta carecía de unidad en todos los sentidos. Una serie de pueblos -los itálicos- jalonaban la península de norte a sur. Roma emprendió largas campañas militares contra estos pueblos, derrotándolos e incorporando sus territorios al Estado; pero a la vez estableció sólidas alianzas políticas y militares con ellos, lo que permitiría su futura fusión.
A mediados del siglo III a. C. Italia había sido conquistada por Roma.
Durante el siglo II a. C., Roma consolidó su presencia en España y Portugal. A finales de la República, Julio César, en el contexto de las luchas civiles, emprenderá la conquista de la extensa región de la Galia (actual Francia, Bélgica, Suiza, el sur de Alemania), derrotando y sometiendo a las tribus celtas (entre 58 y 51 a. C.). Entre los siglos II y I a.C. los romanos derrotaron y conquistaron los estados helenísticos salidos de la división del imperio de Alejandro Magno: Macedonia, Grecia, Siria, y, finalmente Egipto.
La conquista del Mediterráneo Oriental se completaría con la ocupación de Egipto por obra del general Octavio, que destronó a su última reina, Cleopatra (siglo I a. C.), mientras luchaba con su rival Marco Antonio por el dominio del Imperio.
A finales de la República se puede hablar de un imperio romano. Las provincias eran consideradas posesiones de explotación y fueron gobernadas por procónsules dotados de poderes omnímodos y cuyo único afán fue enriquecerse a como diera lugar.

Arquitectura y urbanismo romano.
 Urbanismo Romano. La arquitectura romana estaba organizada en función de la organización urbanística de sus ciudades. A su vez, la definición del dominio romano se determinaba por la fundación de ciudades, por lo cual se multiplicó la fundación de ciudades en la medida que el imperio romano se iba extendiendo.

Las primeras ciudades romanas eran rurales y en su crecimiento adoptaron el plano en damero de los griegos. Pero con la expansión imperialista y el incremento de las funciones que se realizaban en las ciudades, se fueron organizando a traves de lineas axiales que regían el ordenamiento urbanístico:

- Cardo: línea longitudinal con orientaciones norte- sur.
- Decumanum: línea transversal con orientaciones este-oeste.
El criterio de orientación lo realizaba el sacerdote con conocimientos astronómicos, denominado “el augur”.

En el cruce del cardo y el decumanum se establecía un espacio abierto y público denominado “foro”



Arquitectura romana. La arquitectura romana es muy variada, ya que se definía a las múltiples funciones que se desarrollaban en las ciudades: civil, religiosa, política. Fue destacada la arquitectura romana en el aporte tecnológico constructivo: el uso de arcos, bóvedas, cúpulas, ladrillo y el uso del encofrado y el cemento para realizar monumentales y fuertes construcciones



                                Tipos de Bóvedas.
                                         


Arquitectura religiosa. La religiosidad romana se vivenciaba familiarmente, en tanto que la devoción pública y general era hacia el emperador. Los templos romanos podían tener una planta rectangular, como circular.


Templo circular. Influenciado por el Tholos griego, eran templos sencillos, con cubierta de madera y rodeado de columnas.
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario